Reseña: El judío errante

Título: El judío errante

Autor: Eugène Sue

Páginas: 1275

Publicación de esta edición: 1968 (original de 1845)

Editorial: E.D.A.F.

Género: Histórico, Drama

Sinopsis

El judío errante narra los episodios de una familia francesa de rancio abolengo y religión protestante descendientes de aquel judío errante, condenado por Cristo a vagar indefinidamente transmitiendo a la vez la enfermedad del cólera que se exilia por diversos lugares del mundo. Ciento cincuenta años después solo quedan siete descendientes, únicos herederos de un cuantioso legado: para poder recibirlo, cada uno de ellos debe poseer una medalla de bronce con un par de inscripciones que indican la fecha y el lugar en el que estas siete personas deben reunirse. La Compañía de Jesús, que desea apoderarse de esta herencia, utilizará distintos medios, sutiles y violentos, para intentar eliminar a todos los herederos legítimos (excepto al misionero) e impedir que estén en París en la fecha indicada.

Opinión

Un hombre camina sólo por el desierto de Siberia, siempre hacia el norte. A su vez, en lo más lejano del norte de América, yendo siempre hacia el norte, camina una mujer. Ambos se encuentran en el estrecho de Bering, alzan los brazos el uno hacia el otro anhelando poder abrazarse, tocarse al menos, pero les es imposible y no les queda más remedio que derramar algunas lágrimas y continuar con su eterno viaje.

Con un prólogo como este cómo no iba a querer continuar leyendo para saber quiénes son estos dos desdichados, qué les ocurre, por qué están en este lugar…

Primero me gustaría contaros mi historia con este libro y es que lleva en mi casa más tiempo que yo jejeje.

Mi padre lo compró (junto con otros libros similares pero de otros autores franceses) cuando era joven y trabajaba en Madrid.

Cuando hace años descubrí que me encanta leer, mi padre empezó a insistir en que debía leer este libro, me comentó un poco por encima de qué iba el libro y me habló un poco sombre el autor (sólo que estaba equivocado acerca de este, ya que él creía que se trataba del mismo autor que Los miserables). El problema es que en aquel momento no me atraía nada, sólo leía fantasía y libros más adecuados para mi edad en ese momento. Y me alegro de haberle hecho esperar. Ahora que lo he leído sé que, de haberlo leído antes, no me habría gustado y hasta lo habría abandonado para nunca retomarlo ya que me habría parecido “un ladrillo”.

Sin embargo al haberlo leído ahora que ya llevo muchas lecturas he podido disfrutarlo como se merece y por supuesto leerlo entero (y eso que me ha llevado más de un mes).

¿Por qué he tardado tanto en leerlo?

Por varias razones:

• La primera (y más horrible) es que empezaba a tener algo de moho. Sí, esa horrible enfermedad de los libros que, si no se trata pronto, los puede destruir y además contagiar a otros. Por lo que tuve que limpiarlo primero página a página.

• Otra de las razones son precisamente sus páginas. Son extremadamente finas, tanto que hasta se transparentan, páginas de “papel de fumar” como se suele decir y además con letra bastante pequeña. También tiene ilustraciones peciosas realizadas por Tauler, pero no se numeran, no cuentan como páginas, son sólo extras.

Para que os hagais una idea de cómo de finas son las páginas de El judío errante

• Por ultimo son algunas partes de la narración. Se detiene tantísimo en descripciones que algunas abarcan dos o tres páginas (y no exagero), y son descripciones de cómo va vestido cierto personaje, cómo es el jardín donde se encuentran, cuál es la historia del padre o del abuelo de un protagonista, cómo muere cierto personaje (segundo a segundo)… A veces me daba la impresión de que me iba a decir hasta cuantos cabellos tenía cada personaje jejejeje

También había partes de la narración que parecía que quien estaba contando la historia era un profesor de universidad impartiendo clase de historia francesa. Esto en parte no es tan malo, he aprendido cosas de esta época (sí, he hecho parte de investigación y he comprobado que los hechos históricos fueron ciertos, otro de los motivos por los que he tardado en leerlo). Y además, más de una vez los diálogos me han parecido como si se tratase de una obra de teatro, supongo que parte de culpa la tiene esos monólogos profundos que tienen los personajes, ya sea hablando con otros o a sí mismo.

Pero supongo que lo que queréis saber ahora es de qué va la historia que nos cuenta este libro.

Pues bien, estamos en la primera mitad el siglo XIX.

Ciento cincuenta años antes, un judío de apellido Rennepont, acosado por los jesuitas, dejó parte de su dinero y su testamento a un fiel amigo. El testamento indicaba que su casa debía quedar totalmente tapiada durante ciento cincuenta años, y durante este tiempo, este fiel amigo y sus hijos y nietos debían hacer crecer esta fortuna para que los herederos pudieran recibirla y hacer con ella su última voluntad (la cual está indicada también en el testamento).

Tras el paso del tiempo, ya en el siglo XIX, sólo quedan siete herederos, pero el tiempo y el destino han hecho que sean de toda condición: unos son exiliados que se han refugiado en Siberia (no, no son los del prólogo), otros son nobles, príncipes, duques, jornaleros, vagabundos…

Al principio no se conocen, pero esto es algo que, con forme avanza la historia, cambia.

Lo que si tiene en común todos es que, independientemente de su rango y clase social, son infinitamente buenos, amables, bellos, capaces de sacrificarse por los demás, sean o no conocidos. Es decir, son perfectos, como ángeles que habitan en la tierra. Cada uno de ellos posee una pequeña medalla en la cual en una cara pone la fecha en que fue creada (cuando se hizo el testamento) y en la otra la fecha y lugar donde deben acudir sin falta para poder recibir la herencia, de no presentarse no tendrán derecho a recibir ni un solo céntimo.

¿El problema?

La Compañía de Jesús.

Si los herederos no se conocen, estos despreciables (por no llamarlos de otra forma) jesuitas sí saben quiénes son cada uno de ellos, saben también lo de la herencia, y la quieren toda para ellos, para saciar su ambición sin límites, y para lograr hacerse con ella hacen de todo: espiar, mentir, engañar, robar, matar, incitar al suicidio… y no sólo a los Rennepont, sino también a sus familias y amigos. Arrasan con todo aquel que se le ponga por medio. Y se vales de cualquier cosa: discusiones, peleas, revueltas, el cólera…

Sí, son tan despreciables, que incluso utilizan esta horrible epidemia para lograr sus fines.

¿El peor de esos jesuitas?

Rodin.

Hay varios personajes a los que odio en esta historia, pero Rodin es el que más. Sin embargo he de admitir que es de admirar esa grandísima inteligencia que tiene (ojalá y la usase para el bien y no para el mal).

—Sí, sí tía Arsenia; pronto se dice de una joven que ha caído: "es una esto o una otro", pero si se supiera la causa, tal vez en lugar de insultarla se la compadecería...

De los personajes que más me han gustado y que admiro mucho, son Adriana de Cardoville (una de las jóvenes herederas) y Magdalena (la Jorobada). Son mujeres de aunque físicamente son muy diferentes (la primera es hermosísima como una ninfa y la otra… bueno, su sobrenombre ya lo dice todo), su espíritu, su mente, sus ideales, son iguales, por lo que cuando se conocen comienzan a tratarse como hermanas. Son mujeres fuertes y de fuertes ideales. Magdalena ha sufrido muchas penalidades, ha pasado frío, hambre, miedo… Adriana ha sido más afortunada, pero ha luchado mucho por lograr su independencia, por poder ser capaz de vivir sólo, sin que ningún hombre le controle, vivir precisamente como lo hacen los hombres: sola en su propia casa, con sus propios sirvientes, con total control sobre su fortuna. Negándose a casarse sólo porque la sociedad indica que una mujer respetable debe casarse y obedecer y ser sumisa a su esposo. Es decir, una mujer adelantada a su tiempo, con ideales feministas para la época.

Djalma y Adriana

[...] jama haré juramento de cumplir una ley hecha por el hombre "contra" la mujer con un egoísmo desdeñoso y brutal; una ley que no sabría aceptar sin ser esclava o perjura; una ley que "doncella" la retira su nombre; "esposa" la declaración al estado de imbecilidad incurable, imponiendola una tutela degradante; "madre" la quita todo derecho, todo poder, sobre sus hijos, y "criatura humana" , en fin, la avasalla, la encadena para siempre al buen placer de otra criatura humana, su semejante y su igual ante Dios. [...] No, jamás haré juramento de observar una ley que mi dignidad y mi razón rechazan [...] 

Normalmente, cuando llegas a las cien o doscientas últimas páginas, ya adivinas más o menos cómo va a acabar todo, pero este no ha sido el caso.

Los Rennepont sufren toda clase de infortunios, causados por los jesuitas, pero en varias ocasiones parece que las tornas se cambian, que serán los herederos los victoriosos, y luego vuelve a cambiar, así que hasta que no llegas a las últimas sesenta páginas o así no puedes estar segura de cómo acabará.

Otras de las cosas que me he dado cuenta de este libro es que la sociedad de entonces y la de ahora no son tan diferentes: las diferentes clases sociales, las penurias que pasan los pobres, cómo los más ricos se aprovechan y explotan a los más pobres, la situación de las mujeres que, por el simple hecho de ser mujer, sufren el doble de penurias que los hombres…

Puede que hayan cambiado la época, la vestimenta, las palabras y puede que un poco algunas situaciones, pero ambas épocas son muy similares.

De hecho el autor hace mucha crítica social a lo largo de todo este libro, lo cual hace que sea mucho más recomendable leerlo.

Del final sólo diré que es una pequeña tirita para un montón de enormes heridas. Podría decirse que es un final agridulce (aunque más agrio que dulce)

¿Os acordáis de los dos personajes que os he mencionado al principio?

No quedan en el olvido, aparecen varias veces a lo largo de todo el libro, pero muy poco, por lo que no puedo hablaros mucho de ellos. La historia de estos dos también es muy dramática. Todo lo que puedo deciros es que sufren una maldición desde hace dieciocho siglos (fueron maldecidos por Cristo) y tienen cierta relación con los Rennepont. Vagan por todo el planeta, siempre jóvenes, sin poder parar jamás ni ayudar a nadie y él extendiendo el cólera a su paso. Sólo pueden verse una vez cada siglo y siempre en el mismo punto, en el estrecho de Bering.
Estos dos personajes son los que dan ese pequeño toque de fantasía al libro, pero sin llegar a poder considerarse como tal.

Para terminar, si habéis llegado hasta aquí después de leer toda la reseña, quiero pediros disculpas, al final ha terminado siendo muy larga y eso que casi no he contado nada. Sólo os he hablado de este libro un poco por encima, pero es tanto, tanto lo que se puede hablar de él…

Valoración